Nikon D810. Objetivo Nikon 70-200 f/2.8, a. 70mm, f/5.6. 1/400 sg. ISO 100. y
Una mañana muy fría, algunos grados bajo cero, me acerqué a Teverga a ver qué encontraba en este paisaje helado. A lo lejos todavía se levantaba una sutil neblina del fondo del valle. En la rama de un árbol se encontraba un gran cuervo negro que daba un toque misterioso a la vez que acentuaba la dureza del paisaje helado.
Intenté hacerle alguna fotografia pero las ramas del árbol lo tapaban en parte así que esperé a que levantara el vuelo. Subí la velocidad de obturación algo para que no me saliese muy movido en cuanto se pusiese en movimiento. También cerré un poco el diafragma para conseguir buena profundidad de campo. Una cabaña en la parte baja de la imagen le daba dimensión a un paisaje helado y aparentemente sin vida. La sitúese a la derecha del encuadre con la idea de que el cuervo saliese volando hacia el lado contrario. Después de un rato esperando por fin el cuervo levantó lentamente el vuelo hacia donde yo esperaba.
Hice varios disparos pero me quedo con éste, recortando su silueta contra el cielo plomizo y con la posición de sus alas en pleno esfuerzo hacia abajo remontando altura.